Qué ver en Lucerna en un día: ciudad medieval mágica en Suiza
Lucerna es una de esas ciudades suizas que, aunque pequeña, tiene un poco de todo: historia, miradores, lago, puentes medievales de los que dan ganas de hacer 45 fotos, y vacas. Muchas vacas. ¿Vale la pena visitarla? Totalmente. ¿Hay cosas sobrevaloradas? También. Pero te lo cuento todo tal cual lo vivimos. Ideal para una visita de un día (o dos si haces alguna excursión cercana), sobre todo si estás en Zúrich y quieres una escapada que combine paseos, algo de historia y, con suerte, chocolate caliente cuando te caiga la lluvia mundial. Porque ya te aviso de que en Lucerna cuando llueve, LLUEVE BIEN.
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Lugares que ver en Lucerna
El famoso león moribundo
Lo primero: sí, es gratis y una de las mejores cosas que ver en Lucerna, o que más impactan. Y la verdad, está bastante guapo. Es un león tallado en la roca que parece que está echándose la peor siesta de su vida. Vale mucho la pena pasar a verlo, sobre todo temprano por la mañana cuando no hay grupos de turistas haciéndose selfies.

No es un simple adorno triste: tiene historia detrás. Se hizo en honor a los guardias suizos que murieron en 1792 defendiendo el Palacio de las Tullerías en París, durante la Revolución Francesa. El rey Luis XVI los había contratado como su guardia personal, y cuando estalló la revolución, se quedaron a protegerlo hasta el final. El monumento es como un homenaje a esa lealtad, tallado directamente en una cantera de Lucerna, en un entorno bastante silencioso y tranquilo.
Detalle extra: justo al lado hay unos baños públicos gratuitos. Pero, y esto es importante, huelen FATAL, pero horrible. Avisado/a quedas. 🙂
La muralla y las torres
Esto es de lo mejorcito que ver en Lucerna, ¡y también gratis! Puedes subir gratis a varias torres de la antigua muralla y ver la ciudad desde arriba. Aunque son varias las torres a las que se puede subir, yo te recomiendo ir a la última torre, llamada Männliturm. Es la que mejores vistas tiene de toda la ciudad y de la Wachtturm (Torre del Reloj).

La entrada está algo escondida. Para encontrarla, deberás cruzar a la cara norte de la muralla y seguir el camino hasta la última torre. Si estás subiendo desde el centro histórico, lo normal es que cruces la muralla por la Schirmerturm. Por el camino que te lleva por el otro lado de la muralla, tendrás que pasar un colegio que queda a mano derecha y llegarás a las escaleras que bajan a la entrada de la Männliturm. Por la parte delantera de la muralla el acceso está cortado a esta torre, así que tendrías que dar la vuelta a toda la muralla si vas por ahí.

¡Cuidado con la subida a la torre! Las escaleras de madera son MUY empinadas y con poca superficie. Cierto es que se suben mejor que se bajan, así que el mal rato para después 🙂
Por el camino trasero de la muralla, de camino a la última torre, vimos cabras, alpacas, vacas de esas suizas con flequillo y algún erizo. Auténtica fauna suiza. Camino bastante más entretenido que por el otro lado, que fue por donde bajamos después hasta el puente Kapellbrücke, que es nuestra siguiente parada.
El puente de la muerte (Spreuerbrücke)
Dentro de este antiguo puente de madera hay unas pinturas con escenas bastante turbias (spoiler: muerte por todas partes). Pero oye, eso también es historia. Tiene bastante rollo «oscuro» este puente, hasta vimos telarañas más grandes que una rueda de camión, sin exagerar.
Fue construido en el siglo XIII para conectar edificios de molinos y era el único puente donde los trabajadores del molino podían tirar los desechos al río por la corriente en esa zona. Más tarde, se hizo un proyecto de restauración del puente y se decoró con obras de la Danza de la Muerte. Su objetivo era recordar a los visitantes que la muerte llega para todos nosotros, seas rico o pobre, joven o viejo. Actualmente hay casi 70 obras escenificando diferentes formas en las que la «parca» se lleva a diferentes personajes de toda índole.

Si cruzas por la pasarela paralela al río, puedes hacer fotos con las torres de fondo. De lo más «instagrameable» que ver en Lucerna 😉

El puente de la capilla (Kapellbrücke)
El Kapellbrücke, en español «el Puente de la Capilla», es otro puente de madera que ver en Lucerna, en esta ocasión bastante más largo y también el puente cubierto más antiguo de Europa, construido en 1333. Este puente es una de las típicas postales no sólo de Lucerna, sino de toda Suiza. En primavera se cuelgan flores en los laterales de sus barandas y junto con el río Reuss, hacen una postal increíble. Este puente es uno de los iconos más famosos de Suiza.

El puente tiene un recorrido en forma de zigzag y en su interior tienen ilustraciones (utilizando la misma técnica que en el «puente de la muerte»), pero esta vez sobre la historia de Lucerna y Suiza en general. En el centro del puente se levanta una torre octogonal que fue parte de las fortificaciones medievales de Lucerna. Fue utilizada como prisión, sala de tortura y hasta como archivo municipal.
El centro histórico
Calles adoquinadas, casas con frescos en las fachadas, tiendas de relojes que cuestan más que tu coche… Todo muy suizo y muy bonito para pasear. A nosotros fue aquí donde nos cayó el chaparrón monumental (menos mal que no fue en la muralla) y tuvimos que refugiarnos en portales y cafeterías hasta que pudimos ir al coche a por los chubasqueros (¡nunca te olvides el chubasquero en Suiza!)
Un ejemplo de su centro histórico es Weinmarkt, una plaza con bonitas fachadas llenas de murales. Aquí se celebraban antiguamente los mercados de vino y así lo verás reflejado en sus fachadas.

También encontrarás la Rathausturm, una torre que muchas veces pasa desapercibida entre las cosas que ver en Lucerna y que fue parte de las murallas originales de la ciudad. No es visitable por dentro, pero el exterior tiene detalles curiosos: fíjate en el reloj, que como en todas las torres en el país de los relojes, hay uno. Este me pareció realmente curioso por sus colores y adornos.

Iglesia de la Corte de San Leodegar (Hofkirche)
Respecto a la Iglesia de la Corte de San Leodegar (Hofkirche), es una iglesia de estilo renacentista que impone más por fuera que por dentro. La fachada con sus dos torres gemelas llama la atención, sobre todo al caer la tarde.
En su interior es más sobria así que, si tienes más cosas que ver en Lucerna, tampoco te pierdes mucho por no entrar.
Jesuitenkirche Luzern: una iglesia barroca junto al río
Justo al borde del río Reuss y bastante elegante por fuera, siendo una de las mejores cosas que ver en Lucerna al atardecer, es la primera iglesia barroca grande de Suiza. Fue construida por los jesuitas cuando llegaron a Lucerna en 1573, como parte de la Contrarreforma católica, en una época en que Suiza estaba bastante dividida entre católicos y protestantes. El mensaje era claro: si vamos a evangelizar, que sea con estilo barroco.
Su interior es bastante más bonito que la Hofkirche, pero no pudimos entrar porque estaba cerrada cuando pasamos. Si tienes suerte, dale una oportunidad y entra.

Glacier Garden of Lucerne (Jardín Glaciar)
Muy cerca del león moribundo está el Glacier Garden, una mezcla entre parque geológico, museo y atracción de espejos. Lo curioso es que fue descubierto por accidente en el siglo XIX, cuando alguien iba a construir una bodega y se topó con huellas de glaciares prehistóricos. O sea, rocas con formas curiosas creadas por el hielo hace millones de años.
Pero también hay que decirlo: la entrada cuesta unos 20 CHF, y para nuestro plan (que incluía subir al Jungfraujoch y patearnos los Alpes) no nos merecía la pena. Si llevas el Swiss Pass, la entrada está incluida, lo que le suma bastantes puntos. También es muy recomendable si viajas con niños o si te interesa la geología y quieres ver algo distinto sin moverte del centro.
Cómo llegar a Lucerna
Si estás siguiendo nuestra ruta por Suiza, llegamos a Lucerna después de visitar Zúrich, que fue nuestra primera parada del viaje. Si llegas desde otra ciudad, no te preocupes por las conexiones, ya que Lucerna está perfectamente conectada con casi cualquier punto del país.
Desde Zúrich en tren
Superfácil. Desde la estación central (Zürich HB) hay trenes cada poco. En unos 50 minutos estás en Lucerna. Puedes comprar el billete allí mismo o usar alguna app/web tipo SBB. Los precios de la ida rondan los CHF 15, aunque con el Swiss Travel Pass viajas gratis.